Tras la aparición del virus rugoso del tomate (ToBRFV) en la provincia de Sevilla, en un invernadero de Los Palacios, la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y desarrollo Rural de la Junta de Andalucía ha elaborado un folleto divulgativo que recoge información detallada y actualizada de este tobamovirus y las medidas de control para evitar la infección de las plantaciones y su transmisión.

ToBRFV, que fue identificado inicialmente en Israel en 2014, se ha extendido epidémicamente en cultivos intensivos de tomate de todo el mundo y se ha convertido en una de sus mayores amenazas. En España, se detectó por primera vez en la provincia de Almería en 2019, y más tarde en Murcia.

En el cultivo de tomate, los síntomas de ToBRFV varían según variedades. En las hojas se manifiestan mediante clorosis, mosaico y moteado con estrechamiento de las hojas. En ocasiones, aparecen manchas necróticas en pedúnculos, cálices y pecíolos. En el fruto, se observan manchas amarillas o marrones y puede presentar deformaciones, además de tener una maduración irregular. En pimiento, puede observarse deformación, coloración amarillenta y mosaico en las hojas, y los frutos se deforman con áreas amarillas o marrones, o rayas verdes.

En un artículo publicado en la revista Phytoma, Miguel Ángel Aranda, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS)- CSIC, explica que un aspecto que tiene repercusión en el desarrollo de las epidemias de esta enfermedad es el tiempo que transcurre entre la infección de la planta y la aparición de los síntomas. “Una vez que los síntomas han aparecido es fácil identificar las plantas que pueden ser fuente de inóculo, pero existe un periodo de tiempo durante el cual la planta ya está infectada sistémicamente, aunque no muestra todavía síntomas; durante este periodo, las plantas infectadas pueden actuar como fuente de inóculo de manera inadvertida”.

La mejor manera de prevenir la transmisión de virus por la semilla es garantizar la sanidad de las plantas madre. Una vez que se han producido las contaminaciones primarias, que suelen afectar a muy pocas plantas, puede producirse una rápida expansión de la enfermedad si no se toman medidas eficaces para prevenirlas. La transmisión desde las plantas enfermas se produce cuando un objeto que entra en contacto con estas adquiere el virus en su superficie y después es transferido a otras plantas con las que también debe entrar en contacto. El mayor riesgo de expansión, por lo tanto, es el producido por los propios trabajadores con sus labores habituales sobre las plantas, como deshojados, podas, entutorados o recolecciones.

La aparición de brotes en algunos países europeo alertó a la Comisión, que estableció una serie de medidas preventivas en el Reglamento de Ejecución (UE) 2020/1191. Así, establece que las semillas y vegetales de tomate y pimiento solo pueden trasladarse dentro de la UE si van acompañados del correspondiente pasaporte fitosanitario.