Investigadores de la empresa Biobest y de la Universitat Politècnica de València han evaluado el potencial de Franklinothrips vespiformis, un potencial aliado contra Thrips parvispinus, cuya aparición en los cultivos de pimiento bajo invernadero en el sureste peninsular se ha convertido en un problema de primera magnitud. Los resultados de este trabajo, que acaban de ser publicados en la revista Phytoma, fueron claros: mientras que las parcelas control mantenían alrededor de un 30% de hojas infestadas, en aquellas donde se liberó este depredador la infestación descendió en pocas semanas por debajo del 10%.

Hasta hace pocos años, la principal amenaza para el pimiento era el trips de las flores (Frankliniella occidentalis), una plaga que se mantenía a raya con la introducción preventiva del ácaro depredador Amblyseius swirskii y la chinche Orius laevigatus. Ambos enemigos naturales se establecían en el cultivo alimentándose de polen, lo que permitía tenerlos preparados cuando aparecía la plaga. Esta estrategia se mostró eficaz durante décadas, consolidando a Almería como referente mundial en control biológico. Sin embargo, la llegada de T. parvispinus cambió las reglas del juego. Mucho más agresivo, con capacidad de dañar gravemente incluso a bajas densidades, esta especie ha puesto en jaque al sistema de control biológico tradicional.

Originario de Centroamérica, F. vespiformis, fue introducido en Europa en los años 90 para el control de plagas en ornamentales, pero sin uso autorizado en la península ibérica hasta septiembre de 2024, cuando obtuvo su registro oficial como organismo de control biológico. A diferencia de otros trips depredadores, es un carnívoro obligado: no se desarrolla únicamente con polen, sino que necesita alimentarse de presas vivas, principalmente larvas y adultos de trips, aunque también puede atacar mosca blanca y ácaros como la araña roja. Ni en estado larvario ni adulto causa daños al cultivo, y su capacidad de depredación lo convierte en un candidato idóneo para reforzar el arsenal contra T. parvispinus.

Su aspecto también resulta peculiar: las hembras, de unos 3 mm, presentan un mimetismo con hormigas, lo que las hace difíciles de detectar a simple vista. La reproducción es mayoritariamente partenogenética, con escasez de machos en las poblaciones. Su ciclo vital se completa en unos 21 días a 27 °C, y tanto larvas como adultos se alimentan activamente de trips.

Esta especie puede complementar las introducciones preventivas de Amblyseius swirskii y Orius laevigatus, que siguen siendo la base del control biológico de trips en pimiento

Para comprobar su eficacia, se realizaron ensayos en invernaderos comerciales de pimiento en Cartagena y Almería. En ambos casos, las parcelas ya contaban con introducciones de A. swirskii y O. laevigatus, a las que se añadió F. vespiformis en plantas visiblemente afectadas por T. parvispinus. Mientras que las parcelas control mantenían alrededor de un 30% de hojas infestadas, en aquellas donde se liberó el depredador la infestación descendió en pocas semanas por debajo del 10%. El efecto fue especialmente notable sobre las larvas de T. parvispinus, ya que se redujo drásticamente su número respecto a los adultos. Además, se observó que F. vespiformis se estableció en el cultivo, con aparición de nuevas larvas depredadoras tras las primeras sueltas.

A diferencia de otros enemigos naturales, F. vespiformis no se puede establecer de manera preventiva en ausencia de presas. Por ello, la estrategia más efectiva consiste en introducirlo directamente sobre focos de infestación, especialmente en plantas con alta presencia de larvas de T. parvispinus. Esto implica la necesidad de un monitoreo semanal desde las fases iniciales del cultivo, para detectar rápidamente los primeros brotes y actuar en el momento oportuno.

Los autores del trabajo, Antonio Robledo, de Biobest, y Apostolos Pekas, del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnica de València, destacan que la introducción de este trips no interfirió con los otros enemigos naturales ya presentes. De hecho, su acción se mostró complementaria: mientras que A. swirskii y O. laevigatus aportaban control sobre diversas fases de la plaga, F. vespiformis reforzaba la presión especialmente sobre las larvas, clave para frenar la expansión de la plaga. “Sugerimos que esta estrategia se debe integrar dentro de la introducción preventiva del fitoseido depredador A. swirskii y de la chinche O. laevigatus, ya que ambos enemigos naturales siguen siendo la base del control biológico de trips en pimiento”, aconsejan los investigadores, que matizan que este nuevo enemigo natural debe considerarse una herramienta adicional, no la solución definitiva a un problema que esta campaña amenaza uno de los cultivos más emblemáticos de Almería y la Región de Murcia.

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