La Generalitat Valenciana quiere anticiparse a la posible llegada de Diaphorina citri y ya ha solicitado la importación de su parasitoide específico, Tamarixia radiata, para avanzar los estudios y tener lista la autorización para poder liberarlo en caso de que el principal vector del HLB, que recientemente alcanzó Israel, aparezca en la península.

El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica ya han presentado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la documentación necesaria para solicitar la importación de T. radiata, “para que en el momento en el que detectemos el vector, lo que antes o después sucederá, podamos liberar el parasitoide”, anunció Alejandro Tena, investigador del IVIA, durante su participación en el simposio internacional València BC.

“Desde el IVIA siempre hemos dejado muy claro que el vector que más nos preocupa es Diaphorina citri, porque seguramente se adaptará mucho mejor a las condiciones del Mediterráneo de lo que lo hace Trioza erytreae, y es vector de Candidatus Liberibacter asiaticus, que es mucho más dañino que Candidatus Liberibacter africanus, la bacteria que transmite Trioza. Por lo tanto, la preocupación desde que Diaphorina se ha detectado en Israel es máxima”, reconoció Tena.

El objetivo de esta solicitud es avanzar rápido y poder realizar los estudios que se exigen para poder liberar en campo una especie exótica, un proceso que se puede alargar dos o tres años, como ocurrió con otro parasitoide del mismo género, Tamarixia dryi, liberado en otoño de 2019 para el control de Trioza erytreae, el otro vector de la bacteria causante de la enfermedad más devastadora de los cítricos. Si llega la autorización del ministerio, la avispilla solo se liberaría una vez detectado el psílido. No antes, porque se trata de un parasitoide específico y no conseguiría sobrevivir en condiciones naturales. “Estamos trabajando para intentar solucionar en un problema que todavía no tenemos”, admitió Tena.

T. radiata ya se ha introducido en Brasil, Florida y California, regiones citrícolas que lidian desde hace años con el HLB. Su nivel de parasitismo dista mucho del logrado por T. Dryi, aunque ejerce una función importante en la limitación de las poblaciones del vector. Sin embargo, Alberto Urbaneja, investigador de la Unidad de Entomología del IVIA, se muestra optimista sobre el papel que podría jugar en el control del vector. “Ambas citriculturas (Brasil y Florida) basan su manejo de plagas en el uso de plaguicidas, y estoy seguro de que interfieren en la acción del parasitoide. Nuestra citricultura es totalmente distinta: tiene un nivel muy bajo de uso de plaguicidas y tenemos un respeto máximo por los enemigos naturales. Creo que la eficacia que podría tener T. radiata en nuestras condiciones sería mayor que la que tiene en Florida o Brasil. En California, donde la gestión de Diaphorina es distinta, con un manejo de hormigas y un uso suave de plaguicidas, el nivel de eficacia con T. radiata parece un poco mayor y da resultados esperanzadores, dentro de la gravedad del problema”, afirmó Urbaneja en una reciente entrevista. En estos momentos, el entomólogo se encuentra en Florida trabajando en algunas de las líneas de investigación emprendidas por el IVIA contra esta enfermedad, como la búsqueda de patrones tolerantes o la inducción de las defensas de la plantas mediante compuestos volátiles.