El proyecto de Real Decreto presentado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que no incluye a la sanidad vegetal entre las especialidades para perfilar las plazas del profesorado universitario, ha desatado una ola de indignación en muchos protagonistas del sector.

El borrador actualiza y reorganiza las áreas y especialidades docentes para adaptarlas a la evolución del conocimiento científico, tecnológico y humanístico, así como a la oferta académica de los últimos años. En total, establece 39 ámbitos de conocimiento y 265 especialidades que podrán ser utilizadas por las universidades para definir el perfil de las plazas que salgan a concurso. Entre la lista de especialidades, aparecen disciplinas como fisiología vegetal, producción vegetal, sanidad animal o fisiología veterinaria, pero no se contempla expresamente la sanidad vegetal, ni ninguna de las ramas que la vertebran: fitopatología, entomología aplicada y malherbología.

Rafael Manuel Jiménez Díaz, Catedrático Emérito de Patología Vegetal en la Universidad de Córdoba y primer presidente de la Asociación Española de Sanidad Vegetal (AESaVe), arremete contra “la estulticia que rezuma la posición del ministerio” y también contra la pasividad de las instituciones universitarias al respecto.

A través de innumerables libros, artículos y conferencias, Jiménez Díaz defiende desde hace años la “absoluta necesidad de que la sanidad vegetal tenga un marco educativo y profesional genuino que la saque del oscurantismo a que está sometida por la estructura curricular de la Agronomía”. El libro La Sanidad Vegetal en la Agricultura y la Silvicultura: retos y perspectivas para la próxima década, del que es coautor y está disponible en la web de la Real Academia de Ingeniería de España, resalta el papel clave de esta disciplina en la mejora de la seguridad alimentaria, la protección del medioambiente y de la biodiversidad, así como en el impulso del desarrollo económico.

Jiménez Díaz formó parte de la primera Junta Directiva de AESaVe, que se creó en 2012 y pretendía, entre otros objetivos, devolver el protagonismo de la sanidad vegetal en el ámbito académico. Allí coincidió, entre otros investigadores, con María Milagros López, del IVIA, y Ferran Garcia-Marí, investigador del Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnica de València (IAM-UPV).  La fitopatóloga define como “dramático y desolador” el panorama de la sanidad vegetal en España. “Sabía que estábamos en vías de extinción, pero no me imaginaba que habíamos llegado tan lejos en ese proceso en este país”. El entomólogo insta a “seguir intentándolo” y presentar enmiendas y propuestas para que finalmente sea reconocida como especialidad, “una baza de cara a futuros planes de estudio”.

El proyecto de Real Decreto recoge una docena de especialidades vinculadas al Derecho, diez a la Historia, siete a enfermería, y una treintena a lengua y literatura, por ejemplo. Sin embargo, no hay ni una categoría específica relacionada con la protección de las plantas. Enrique Quesada, catedrático de Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba, asume que aún queda “un largo camino por recorrer para que la sociedad tome plena conciencia de la importancia de la sanidad vegetal. A mi entender, existe una mayor sensibilización social respecto a la salud humana y animal que hacia la salud de las plantas, a pesar de que, curiosamente, todo debería comenzar por el primer nivel trófico. Sin duda, en España, la Directiva sobre el uso sostenible de plaguicidas no ha tenido el impacto esperado, y la receta fitosanitaria se encuentra claramente en desventaja frente a la receta médica o veterinaria”.

Existe una mayor sensibilización social respecto a la salud humana y animal que hacia la salud de las plantas

“Es una antigua aspiración del colectivo de personas que trabajamos en la universidad en temas de sanidad vegetal. Desafortunadamente, intentos anteriores no tuvieron éxito”, reconoce Josep Armengol, investigador del IAM-UPV y director del Master Plant Health, que coordina la UPV.

José del Moral, fitopatólogo que fue fundador de AESaVe y sigue formando parte de la Junta Directiva de la asociación, percibe una “voluntad clara del legislador de eliminar la sanidad vegetal”, y lo vincula al desprestigio de la agricultura que promulga “el ecologismo desaforado y estúpido” convencido de que la sanidad vegetal y el uso de fitosanitarios “atenta contra la naturaleza y su equilibrio”.

Como presidente de la Sociedad Española de Malherbología, Jordi Recasens también fue miembro de la Junta Directiva fundadora de AESaVe, entre 2012 y 2017. El catedrático de Botánica Agrícola y Malherbología de la Universitat de Lleida lamenta que “en las últimas décadas, y tras el último cambio de Plan de Estudios, las asignaturas de sanidad vegetal (Patología Vegetal, Entomología Agrícola y Malherbología) han visto reducida su carga docente de manera significativa en muchos centros. La falta de profesionales con acreditada formación en sanidad vegetal puede dificultar un correcto y acertado asesoramiento en la prevención de problemas fitosanitarios. Sin adecuada formación se pierde rigor y con ello capacidad de decisión y asesoramiento”.

En un artículo publicado recientemente en Phytoma, Jiménez Díaz y Ramon Albajes, investigador de Agrotecnio y la Universitat de Lleida, ya constataban la “insuficiente visibilidad” de la sanidad vegetal, así como la penalización que implica la fragmentación de esta especialidad en tres disciplinas científicas nucleares (Entomología Agrícola y Forestal, Patología Agrícola y Forestal, y Malherbología). Para superar esta erosión de la formación universitaria, los autores abogan por la creación de una nueva titulación en Medicina de los Vegetales en la Universidad española. “La naturaleza, complejidad, impactos económico y medioambiental, y dificultad de control de los fenómenos que subyacen en la sanidad vegetal obligan a concebir su estudio y educación universitaria en un marco formativo nuevo e integrador en el contexto de la agronomía y la silvicultura, necesariamente, pero desligados formalmente de ellas, a diferencia de como ha venido ocurriendo hasta ahora, y en particular alejado del esquema fragmentario que le ha venido caracterizando”, razona Jiménez Díaz.

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