Sanidad vegetal Avisos de plagas

Cultivo: Información general

La sanidad del semillero hortícola compromete en primer lugar la productividad del mismo y posteriormente el adecuado desarrollo de los cultivos tras el trasplante.

Respecto al primer punto, debemos tener en cuenta que durante la germinación, la emergencia y el desarrollo inicial, las plántulas son especialmente susceptibles a la infección de patógenos, y ello se debe básicamente a los exudados liberados durante la germinación de las semillas que proveen al patógenos edáfico de una base nutritiva que facilita la patogénesis, y a que los tejidos jóvenes tienen una escasa constitutiva a las enfermedades.
Además, la alta densidad de plántulas y las condiciones ambientales del semillero, hace posible una elevadas incidencias de enfermedades.

Las medidas preventivas, son para muchas enfermedades la única actuación posible, como es el caso de las virosis. Así, el sustrato de cultivo, la semilla y el agua de riego han de estar exentos de fitopatógenos, en tanto que las bandejas, instalaciones y herramientas deben haber sido desinfectados adecuadamente.

Los costes unitarios adicionales por adoptar estas medidas de control sanitario en los semilleros son en realidad insignificantes.

Cultivo: Frutales
Subtitulo: LA MANCHA FOLIAR DEL CAQUI (Mycosphaerella nawae Hiura & Ikata) marzo 2015

Es fundamental la adopción de medidas culturales encaminadas a reducir la cantidad de inóculo. En este sentido es fundamental la eliminación de las hojas del suelo.

La enfermedad se caracteriza por la aparición lesiones foliares de forma más o menos circular, que normalmente quedan rodeadas de un halo verde. Las hojas afectadas toman un color amarillento y caen al suelo, provocando defoliaciones muy severas. Los frutos de los árboles afectados maduran anticipadamente y caen al suelo en unos pocos días. Los primeros síntomas de la enfermedad suelen aparecer a mediados de agosto, aumentando progresivamente en intensidad durante el mes de septiembre.

 A diferencia de las hojas, no se han detectado infecciones en los frutos, por lo que se sospecha que su maduración anticipada se produce como consecuencia de una respuesta fisiológica del árbol a la infección foliar.

Cultivo: Hortícolas

Las temperaturas que se dan en primavera, junto con el aumento de las horas de luz, favorecen el desarrollo de virosis en los cultivos hortícolas.

La transmisión de las principales virosis de hortalizas viene dada por las moscas blancas (Bemisia tabaci) y por los trips (Frankliniella occidentalis), insectos que actúan como vectores en todo el litoral mediterráneo peninsular del TSWV y TYLC (Virus del bronceado y de la hoja de cuchara). En la fotografía se observa un ejemplar de Frankliniella occidentalis.

Las medidas para controlar las enfermedades viróticas no resultan ser, en la mayoría de los casos, ni fáciles ni muy efectivas. Pero ayudan de manera muy significativa a disminuir los daños de éstas en las parcelas de cultivos:

  • Utilizar siempre plantas que provienen de los semilleros, con la máxima calidad y que la presencia de los citados vectores, tanto en las plántulas como en los túneles de los semilleros de procedencia es nula.
  • Procurar, en las zonas de especial incidencia de los virus, que en los primeros estadios del cultivo, éste tenga, si es posible algún tipo de protección. Las "mantas" de fibras agrotextiles y los tunelillos, suelen procurar una importante protección en las primeras fases de cultivo.
  • Durante el cultivo, y en el caso de que aparezcan plantas infectadas aisladas; éstas, en la medida que sea posible, deberían de ser embolsadas y sacadas fuera de la parcela, junto con los vectores que se alimentan y multiplican en ella. Se muestra en la fotografía daños causados por el TSWV en el tomate, en hoja y en frutos.
  • Al terminar el cultivo, y en el caso de que hayan aparecido plantas infectadas, se prestará especial atención a no dejar el campo abandonado tras la finalización de la recolección, sino que estos campos infectados deben de ser levantados y/o tratados contra los vectores lo antes posible, para impedir que se reproduzcan sobre las plantas infectadas y contribuyan a expandir la enfermedad a los cultivos de parcelas vecinas.
  • En los campos en que sea posible, alinear los cultivos en la dirección de los vientos dominantes con el fin de favorecer el arrastre de los insectos vectores, puede contribuir a disminuir la incidencia de las virosis.
  • Utilizar, preferentemente en primavera, pulverizaciones de azufre mojable. Observar las precauciones propias del azufre. También son recomendables aplicaciones de cobre asociado a microelementos y, en los casos necesarios, pulverizaciones con productos a base de algas. Todos estos productos ofrecen una débil acción reductora, dificultando en parte el desarrollo de virosis.
  • Reducir los abonados nitrogenados a las mínimas cantidades (analizar las aguas de riego procedentes de pozos para ver la cantidad de nitratos que contiene y restarlas, en su caso, de las aportaciones al cultivo). Las aportaciones de materia orgánica bien descompuesta pueden igualmente contribuir a que el desarrollo de las virosis sea menos agresivo.
  • Preferir las labores mecánicas antes que aplicaciones de herbicidas. En el caso de que éstos fueran necesarios, utilizarlos con las dosis mínimas recomendadas.
  • En las primeras fases del cultivo, retirar inmediatamente y destruir las plantas con aspecto sospechoso de tener la enfermedad.

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